sábado, abril 25, 2009

MADRILEÑO

De la más pura sangre



Nació en Irlanda pero es blanco por los cuatro costados. Su propietario, Lorenzo Sanz, ex presidente del Hipódromo de Madrid, dueño de la Cuadra Madrileña... y vicepresidente del Real Madrid, lo bautizó como Madrileño. Por si fuera poco, su capa torda empieza a clarear. Su preparador, su jockey y su veterinario exclusivos (Román Martín, José Luis Martínez y Juan Turrero) coinciden: "Tiene corazón, tiene motor, tiene aplomo". Una furia de tres años.
Madridista de corazón, en cierta ocasión Lorenzo Sanz quiso glorificar a un hermoso ejemplar bautizándolo El Real. "Basta que le pusiera cariño para que saliera un penco". Madrileña también fue una yegua decepcionante. Con la esperanza de que llegaran a campeones, probó fortuna bendiciendo a varios potrillos con el nombre de sus cinco hijos.
En el hipódromo de Lasarte, coincidiendo con la llegada de Emma Thompson al Festival de cine de San Sebastián, Madrileño estuvo concentrado durante tres meses de cara a su première internacional en el Prix Dollar de Longchamp (Francia), una prueba sobre 1.950 metros. Había que aclimatar al atleta. Su dueño le echaba de menos. Incluso en pleno partido, tras aplaudir alguna jugada de Raúl, recurría al moviline: "Román, ¿cómo está el caballo?". "Fenómeno". Entonces dormía tranquilo.
La adquisición de Madrileño fue un amor a primera vista. En realidad, el preparador Román Martín viajó a Irlanda junto al veterinario Juan Turrero en busca de Zorobabel hace dos años. En la subasta de yearlings celebrada en Tutersalls Fairyhouse, el purasangre blanco que aún estaba sin bautizar se cruzó en el camino. Hubo flechazo. "¡Cómo me gusta!", comentó Román, toledano taciturno de 54 años, jockey de elite durante tres décadas. A Turrero, alias El Australiano en Australia cursó un máster en medicina deportiva , no le acababa de convencer su capa torda vinosa (gris con algunos pelos rojizos). El entrenador no dio importancia al pelaje. "Me cautivó su mirada".
"El panel informático se averió y muchos postores abandonaron momentáneamente el recinto de subastas; aprovechamos para comprarlo". Soltaron las 10.000 guineas solicitadas en la puja (dos millones de pesetas, aproximadamente). Sin arrepentimiento. Acababan de hacer el mejor negocio de su vida: Madrileño ya ha recaudado más de 20 millones en premios.
A los dos meses, Madrileño llegó con su pasaporte a España. Al principio, parecía idóneo para distancias de 1.200 a 1.600 metros, pero se rebelaría como fondista en el derby Villamejor y posteriormente en la Copa de Oro de San Sebastián, donde venció en la prueba de 2.400 metros. Tenía corazón, tenía motor, tenía aplomo. Pero había que fabricar al campeón, amaestrar su furia. Los paseos, trotes, canters y galopes fueron musculando su cuerpo y engrasando su motor de alta cilindrada. El mozo Luis Martín, Atila, se encarga cada mañana de su frugal desayuno: siete kilos de zanahorias, maíz molido, pipas, pienso compuesto y avena. Pura fibra para un puro nervio.
El palmarés del purasangre blanco, que a los cuatro años alcanzará su plenitud como corredor de fondo, es intachable. Ha corrido 11 carreras en su vida: siete victorias y cuatro colocaciones. Lo comparan con cracks históricos de la categoría de Rubán, Rheffíssimo, Teresa o Vichifky. Tras vencer en todos los grandes premios nacionales (Cimera, Velayos, Villapadierna), quedó cuarto en el Prix Dollar de Longchamp. Su tiempo (2 minutos, 7 décimas, 80 centésimas) le coloca entre los mejores de Europa.
El debut en Longchamp coincidió con el primer Madrid-Barça de la temporada. Aquel 30 de septiembre, Lorenzo Sanz cruzó los Pirineos para animar al caballo y regresó al estadio la misma tarde para sufrir con su equipo. El purasangre blanco alivió la angustia del empate. Tras la carrera, a Sanz le tentaron con dos millones de francos (50 millones de pesetas). No hubo trato.
En otra época, el caballo daba más prestigio al caballero. Santiago Bernabéu nunca llegó a ser dueño de un ejemplar de raza. Para el histórico presidente del Real Madrid, motejar a un caballo era "una de las cosas más difíciles de este mundo". "Si usted fuera propietario, ¿cómo llamaría a su purasangre?", le preguntó el popular cronista hípico Rafael Castellano, que a sus 88 años es el bisabuelo del hipódromo. Sin soltar el puro, don Santiago contestó: "Yo le pondría uno de algo o alguien por quien sintiera verdadera admiración. Español, desde luego. ¿Qué le parece Joselito, Cúchares o Lagartijo? Sí, Lagartijo. Suena muy bien, ¿no?". Un caballo torero. Menos respetuoso, su sucesor Ramón Mendoza, que introdujo la quiniela hípica (QH) cuando accedió a la presidencia del Hipódromo de Madrid, acuñó El Soso por Gallego y Agonías por Míchel .
El mundo de los caballos siempre fue elitista, cosa de ricos y niños pijos... "Mentira, un falso tópico; el elitismo es nuestra losa", se queja el argentino Carlos Manuel Corbalán, director técnico del Hipódromo de Madrid. "Aquí te gastas lo mismo que en el Parque de Atracciones". Dos ilustres veteranos le dan la razón. Sentado en el palco de honor, el ingeniero Rafael Castellano recuerda una tarde de 1923. Su curiosidad adolescente le hizo coger el tranvía 8. Trayecto: barrio de La Bombilla-Paseo de la Castellana. Allí, a la altura de Nuevos Ministerios, donde hoy sólo galopan los coches asfixiados, presenció sus primeras carreras.
La entrada costaba una peseta, precio que incluía baile al aire libre sobre una pista de cristal. No volvió a faltar un domingo. En el barrio comenzaron a meterse con él, pollopera, que eres un pollopera. "Desde entonces, llevo 70 años aguantando que me llamen señorito". A principios de los sesenta, este antiguo colaborador de La Codorniz acompañó a Sofía Loren al hipódromo de La Zarzuela; todos los prismáticos se desbocaron al divisar el escote de la italiana. Castellano llegó a ser juez de peso durante 25 años. Junto a la balanza conquistó a su esposa, Ana de la Puente. Ana no ha dormido pensando en el Memorial Duque de Toledo, la única prueba clásica que le queda por ganar al crack blanco. Su apuesta es clara: "El 12 de noviembre ganará Madrileño". Correrá contra Partipral, el purasangre que quedó séptimo el pasado 1 de octubre en el Arco de Triunfo, el premio más codiciado del mundo, dotado con 100 millones de pesetas, cifra astronómica comparada con los 6 milloncejos de los clásicos españoles.
Pobre hipódromo. Poco público, pocos propietarios, pocos caballos, premios escuálidos... Diego González, presidente de la peña Goya, añora los tiempos del conde de Cimera, el conde de Villapadierna y el duque de Alburquerque. Propietarios aristócratas, ricos y famosos. "Había otro porte, otra distinción". Tiempos de chistera y hongo gris. Si al menos la tele promocionara la QH... No importa. "El galope de Madrileño resucitará la afición", comenta la ex amazona Paula Elizalde, viuda del campeón de salto Francisco Goyoaga.
El purasangre blanco ilusiona. ¿Un milagro? Sólo falta que siga galopando sin que la fama le emborrache. Lorca le advierte: "Caballo que se desboca/ al fin alcanza la mar/ y se lo llevan las olas".


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